Rafael Chirbes

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Livres de Rafael Chirbes
Un hombre pasa los últimos días de su vida en la casa en la que nunca quiso vivir y que está, sin embargo, cargada de recuerdos. Desde ahí busca construir el rompecabezas de su pasado. Recuerda sus modestos inicios, su ascenso económico y social en el Madrid de la inmediata posguerra, sus amantes y amigos. En algún lugar del trayecto se le perdió el alma y se le desvaneció el amor. Chirbes vuelve al espacio moral de sus anteriores novelas. Nos habla en un tono tenso de una generación que se reclama «inocente», pero que se ha construido sobre los cimientos que pusieron las «manos sucias» de otros.
"El mundo no es una novela, pero el mundo nunca resulta tan comprensible como cuando se viste de novela. Si mi hija preguntara cómo era la España en la que nació, le diría que leyera una novela, por ejemplo Crematorio, de Chirbes." Ricardo Menéndez Salmón, El País
La muerte de Matías Bertomeu pone en marcha los mecanismos que componen este libro y muestra el reverso de vidas levantadas sobre oscuros cimientos: la del hermano de Matías, Rubén, el constructor sin escrúpulos; Silvia, la hija de Rubén, biempensante restauradora de arte casada con el altivo Juan Mullor, el catedrático que prepara la biografía de Federico Brouard, viejo amigo de los Bertomeu y escritor alcohólico; Traian, el mafioso ruso, viejo socio de Rubén; Mónica, la jovencísima y ambiciosa esposa. A través de ellos, Chirbes nos ofrece un panorama deslumbrante y terrible: la familia como forma de ejercicio de los valores de propiedad, la especulación inmobiliaria, los negocios sucios, la droga, el sexo como valor de cambio, la corrupción como savia que recorre todo el cuerpo de una sociedad convulsa en la que la destrucción del paisaje adquiere valor de símbolo. «Una novela excelente, la mejor de Chirbes y una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, El Mundo).
El hallazgo de un cadáver en el pantano de Olba pone en marcha la narración. Su protagonista, Esteban, se ha visto obligado a cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que trabajaban para él. Mientras se encarga de cuidar a su padre, enfermo en fase terminal, Esteban indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y de verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores que han regido una sociedad, un mundo y un tiempo.
El bienestar y su reverso inseparable, la codicia y los falsos proyectos, convertidos en materiales de derribo. El espejo en que se mira la vida de Esteban, a su manera un hombre sin atributos, devuelve una imagen hecha de sueños rotos y de ilusiones perdidas. Nada se ha librado de la voracidad. El amor, la familia, la amistad y los códigos sociales también han formado parte del menú en este banquete de unos pocos.
Como es habitual en las novelas de Rafael Chirbes, el interior de los personajes, lo que éstos piensan y sienten sobre sí mismos y sobre el mundo que habitan, se corresponde con un determinado paisaje exterior que en este caso tiene como referencia ineludible al pantano. Éste, principio y final de la narración, va adquiriendo un creciente peso simbólico que, siempre sujeto a un feroz materialismo, nos ayuda a comprender las complejas relaciones que los seres humanos mantienen con su entorno y con su historia. La novela nos obliga a mirar hacia ese espacio fangoso que siempre estuvo ahí, aunque durante años nadie parecía estar dispuesto a asumirlo, a la vez lugar de uso y abismo donde se han ocultado delitos y se han lavado conciencias privadas y públicas. Heredero de la mejor tradición del realismo, el estilo de En la orilla se sostiene por un lenguaje directo y un tono obsesivo que atrapa al lector desde la primera línea volviéndolo cómplice. La variedad de recursos –monólogos, narración en tercera persona, diálogos– permite abrir el campo de la novela a otras situaciones y personajes. El perro Tom, Liliana, el oportunista Francisco, Justino y el estafador Pedrós componen una red de intereses y rencores.
Después de Crematorio, la novela anterior del autor, galardonada con el Premio de la Crítica, entre otras distinciones, y considerada «una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, El Mundo), En la orilla es una magnífica y terrible obra maestra, de todo punto inolvidable.
«La cara oculta, el patio trasero y sórdido de Crematorio, que siempre estuvo ahí pero al que nadie miraba. Desde allí, desde las aguas podridas del pantano ha escrito Rafael Chirbes En la orilla… Una historia llena de vidas derrotadas, de sueños rotos, de la mejor literatura… La novela es de una densidad literaria y una carga simbólica apabullantes. Retumban las voces desde el estercolero, y en ese patio trasero que teníamos olvidado todo son sueños rotos. … El que mejor definió a Rafael Chirbes fue Vázquez Montalbán, con el que tenía tantas afinidades. “Chirbes, una isla que se esfuerza por serlo”, escribió. Ciertamente Chirbes es un solitario, ajeno a modas y generaciones» (Blanca Berasátegui, El Cultural, El Mundo).
«La gran novela de la crisis.
Segunda entrega de los imprescindibles diarios de Rafael Chirbes, que deslumbran por su lucidez, honestidad y desgarro.
Segundo volumen de los Diarios de Rafael Chirbes, que reúne diversos cuadernos escritos entre 2005 y 2007. Son los años de la lenta gestación, llena de dudas que lo llevan incluso a plantearse abandonar la literatura, de la novela que le supondría la consagración definitiva: Crematorio.
Son también años de incertidumbres personales: del abandono definitivo de su trabajo en la redacción de Sobremesa, que le da una nueva libertad; de amigos que fallecen; de fugaces encuentros sexuales, entre el deseo y la decrepitud, porque el cuerpo ya no es joven; de crecientes desengaños… Pero siguen muy vivos los entusiasmos de siempre: las películas clásicas, que traen momentos de felicidad, y las lecturas incansables, sagaces y variopintas: Montaigne, La Celestina, La Regenta, Baudelaire, los cuentos de Poe, la Suite francesa de Némirovsky, los diarios de Jünger, Ellroy... Y también los viajes a varias ciudades: Nueva York, Berlín, París, Barcelona... Siempre en guardia, siempre implacable consigo mismo y con los demás –hay aquí, por ejemplo, un severo retrato de Juan Goytisolo, con el que se reencuentra en Berlín–, siempre escabulléndose de los cenáculos literarios, de los lugares comunes y de la banalidad, expresa opiniones contundentes contra lo que llama despectivamente «literatura de alta expresión», cargada de guiños y referentes literarios, y contra no pocos escritores actuales, a los que lee con displicencia y a veces con indignación.
Sin embargo, el Chirbes demoledor en sus juicios se complementa con el irónico desencantado capaz de entender las debilidades humanas, y con el escritor lleno de dudas sobre su tarea literaria: «Escribir no cura, no alivia, no saca de esa niebla, de esa rebaba que es la vida. (...) Un escritor. No el que se pasa la vida entre palabras, sino el que se pasa la vida buscando atrapar algo que está a la vez dentro y fuera de él y solo se deja atrapar mediante palabras: no, no es exacto, las palabras no lo atrapan, sino que lo revelan.»
Los diarios de Rafael Chirbes: un documento imprescindible para comprender los entresijos de un gran escritor.
Poco después del fallecimiento de Rafael Chirbes en 2015 apareció un primer libro póstumo indispensable: la novela Paris-Austerlitz. Ahora, seis años después de su muerte, el lector tiene en las manos sus diarios, que el autor revisó y preparó para su publicación.
Son anotaciones recogidas en diversos cuadernos que cubren el periodo que va desde 1985 hasta 2005, es decir, desde sus inicios como escritor, antes de publicar su primera novela –Mimoun, finalista del Premio Herralde en 1988–, hasta poco antes de su ya inapelable consagración internacional con Crematorio.
Estos diarios son el autorretrato sin máscaras de un ser humano –sus dudas, flaquezas, miedos, enfermedades, enterezas, ambiciones, anhelos– y una sucesión de opiniones y vivencias relacionadas con la política, el sexo, la música, el cine y la literatura; reflexiones sobre lo que Chirbes amaba o detestaba, siempre de forma apasionada. Pero también ofrecen un privilegiado acercamiento a lo que podríamos llamar la cocina del escritor: Chirbes anota sus análisis –lúcidos y contundentes– sobre libros ajenos (entre ellos, unos diarios: los de Musil) y deja constancia de los entresijos de la creación de su propia obra, las dudas, las búsquedas estilísticas, su modo de mirar y retratar la realidad... Y asoman también los peajes de la «vida de escritor», por ejemplo en el relato de un viaje promocional por Alemania en 2004, repleto de anécdotas a veces desoladoras y en otras ocasiones grotescamente disparatadas. Sin duda estos diarios están destinados a convertirse en un clásico del género, y son un documento fundamental para completar el retrato de un escritor imprescindible de la literatura española de finales del siglo XX y principios del XXI.
Como dice Fernando Valls en uno de los prólogos que acompañan esta edición: «Estas páginas están llenas de vida, a menudo descarnada, y de literatura, pues nos abren la puerta de algunos episodios íntimos, pero también nos permiten acceder a su taller de escritura. Podría decirse, por tanto, que recogen la verdad de un hombre que vivió casi siempre, hasta donde pudo cumplirlo, al margen de la mayoría de las convenciones, y la de un narrador que nunca dejó de buscar la manera de presentar la realidad al ritmo de la historia, de la sociedad y de los individuos, sujetos de un tiempo que es todavía el nuestro.»
Ana le cuenta a su hijo fragmentos de una vida de pequeñas miserias con las que se han tejido las relaciones personales y familiares. Sus palabras se convierten, por tanto, en duro legado para una nueva generación que quiere levantarse sobre la inocencia. La buena letra renuncia a narrar los grandes acontecimientos históricos para poner su foco de atención en lo íntimo y cotidiano, en el conjunto de gestos y silencios que marcan las vidas de unos personajes heridos por la traición y la deslealtad; los deseos frustrados y la desesperanza de un sufrimiento inútil en la medida en que sólo sirve para alimentar la voracidad de otros.
Con este material, en el que tiene más peso lo que se intuye que lo que explícitamente se narra, La buena letra se convierte en deudora de la concepción balzaquiana según la cual la novela es la historia privada de las naciones y consigue descubrir los mecanismos que funcionan como silencioso motor de la historia, en cuyo devenir toda generación se levanta sobre las cenizas de otra y cada vez que el poder cambia de manos lo hace bajo el signo de la traición y de un sufrimiento que, siendo inútil, es también una forma descarnada de lucidez, de sabiduría. Chirbes maneja una voz que es emocionado espejo de la vida y, al mismo tiempo, construcción de un nuevo código desde el que leer el ayer convirtiéndolo en desolación de hoy.
«Chirbes profundiza en la dimensión filosófica de la literatura, vuelve a poner en danza el trinomio de la literatura mundial -el amor, el sufrimiento y la muerte-. Ha escrito una obra maestra» (T. Paprotny, Hamburger Abendblatt).
«Novela dura, cualquier cosa menos "bella", demuestra de nuevo que Rafael Chirbes es uno de los escritores más serios en nuestro país en tiempos recientes» (Javier Alfaya, El Mundo).
«La impresión más sólida que produce la lectura de La buena letra es su convincente necesidad» (Francisco Solano).
«Una voz original y fuerte... Hay que decir de entrada que Rafael Chirbes, con estas dos novelas, La buena letra y Los disparos del cazador, se ha situado entre los mejores novelistas españoles contemporáneos» (Martine Silber, Le Monde).
Ana, la narradora de La buena letra (1992), y Carlos, el protagonista de Los disparos del cazador (1994), les cuentan a sus hijos fragmentos de sus vidas. En el caso de Ana, el final de la guerra y la derrota, el esfuerzo por mantener la dignidad en los tiempos sombríos del franquismo. En el de Carlos, su ascenso social cargado de traiciones, sus infidelidades, el dinero conseguido de forma dudosa. Ambas novelas componen un díptico de lucidez deslumbrante: nos hablan de la herida que se abre incurable entre vencedores y vencidos. Veinte años después de haber sido escritas, estas dos nouvelles se cargan con nuevos sentidos, al tiempo que mantienen toda su excelencia literaria. La crítica internacional las ha considerado dos pequeñas obras maestras y, para muchos lectores, se trata de las más perfectas narraciones de Chirbes.
An overflowing, mesmeric masterpiece about greed from “one of the most remarkable authors on the Spanish scene” (The Guardian)
Along the Mediterranean coastline of Spain, real-estate developers scramble to transform the once pastoral landscape into tourist resorts, nightclubs, and beachfront properties with lavish bars and pools. The booming post-Franco years have left everything up for grabs. Cremation opens with the death of Matías, a paterfamilias who had rejected all of these changes and whose passing sets off a chain reaction, uncovering a past that had been buried for years, and leading those closest to him to question the paths they’ve chosen.
In a rich mosaic narrative, filled with a hypnotic chorus of voices, Cremation explores the coked-up champagne fizz of luxurious parties shadowed by underworlds of political corruption, prostitution, and ruthless financial speculation. The novel enters that melancholy ouroboros of capitalist greed that led to the financial crash and captures something essential about our values, our choices, and our all too human mistakes. Like William Faulkner or Francis Bacon, Chirbes stares, clear-eyed, into the abyss, and portrays us as we really are.
Valencia cubierta de nieve: una estampa inusual que se vio en el invierno de 1956. Chirbes tenía siete años, su padre había muerto y la familia celebraba el cumpleaños de uno de sus tíos. El autor oye cómo surgen referencias a la guerra civil y la tensión se apodera del ambiente. Su vida está a punto de cambiar: él no lo sabe, pero esa fiesta es una despedida, y esconde un secreto.
Una evocación deslumbrante de los sentimientos e impresiones de un niño. Un texto memorialístico de una belleza arrebatadora.
Le dernier roman d'un des plus grands romanciers européens, mort en 2015, alors qu'il venait de connaître un triomphe avec Sur le rivage dans le monde entier. Cet ultime rendez-vous avec le génie de Chirbes se passe à Paris. Un jeune peintre se souvient de sa relation avec un homme plus âgé, Michel. Tout les oppose - la classe sociale, l'apparence - mais ils vont vivre une parenthèse enchantée, avant la fin de l'innocence... Chirbes conclut son oeuvre magistrale par le plus beau et le plus terrible des romans d'amour.
Sur le rivage commence comme un polar : un corps est découvert à Olba. Cet épisode va servir de révélateur à la population de la ville. Tel DeLillo dans Outremonde, Chirbes a écrit un livre majeur, reflet fictionnel de notre époque. « Sur le rivage est un roman incontournable pour tous ceux qui veulent mieux comprendre les débuts terrifiants du XXI siècle. C’est le grand roman de la crise européenne. La voix corrosive de Rafael Chirbes dépeint un monde marqué par le chômage et la désillusion. » EL PAIS
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