Milena Busquets

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Livres de Milena Busquets
Drôle et imprévisible, profonde et émouvante, l’autrice catalane nous convie à suivre les recherches de cette femme dans la Barcelone d’hier et d’aujourd’hui. Au fil des pages, ses aventures et ses mésaventures, ses trouvailles et ses échecs composent un superbe conte d’été qui est une célébration de la vie au présent et, en même temps, une réflexion lumineuse sur notre rapport au passé.
La vida cotidiana de una escritora se ve sacudida por el recuerdo de una amiga fallecida en plena adolescencia. Una bellísima novela sobre la memoria, el amor y la amistad.
La vida de una escritora de cuarenta y tantos años transcurre sin grandes sobresaltos, entre sus dos hijos y una relación que parece a punto de terminar. Pero esa existencia razonablemente plácida se ve sacudida por la reaparición de un fantasma del pasado en forma de repentino recuerdo: Gema.
Gema fue una compañera de colegio que murió de leucemia con quince años, una de las dos muertes que marcaron su infancia; la otra fue la de su padre, pero él había vivido toda una vida, mientras que Gema se fue antes de tiempo. ¿Qué existencia hubiera tenido? ¿En quién se habría convertido? ¿Cuándo la vio por última vez? ¿Pudo despedirse de ella? ¿Por qué el tiempo ha ido diluyendo el recuerdo de la amiga muerta?
Tratando de rescatar del olvido a Gema, la narradora inicia unas pesquisas que la llevarán a reunirse con viejas amigas que también la conocieron, a buscar alguna foto de grupo de la clase, a visitar el colegio, a rastrear esquelas en un periódico, a indagar sobre lo sucedido con el restaurante que tenían los padres de la chica...
Esta es una novela sobre el pasado que creemos haber olvidado pero que nos persigue, sobre las pérdidas que nos marcan y la necesidad de despedirse. Pero también es una novela sobre las ganas de vivir y las pequeñas alegrías de lo cotidiano, sobre el amor –a los amantes, a los hijos– y sobre las amistades que nos acompañan incluso después de desaparecer.
El libro, a un tiempo liviano y profundo, vitalista y compungido, confirma el talento de Milena Busquets tras el extraordinario éxito internacional de su anterior novela, También esto pasará, y permite disfrutar de nuevo de su singular capacidad para abordar emociones y sentimientos con un estilo inimitable que le ha granjeado una legión de fieles lectores.
Milena Busquets practica en estos diarios una escritura de pinceladas impresionistas y logra que de lo cotidiano, de lo en apariencia anodino, emerja la epifanía.
Este es un diario sobre días tristes y días felices −«La euforia y la felicidad absolutas están a un milímetro del ataque de pánico»−, escrito sin trampa ni cartón, sin falsos pudores, ni engolada pompa. Escrito siguiendo esta premisa: «Uno escribe solo ante el peligro, no hay otra manera honesta de hacerlo, el menor atisbo de autocomplacencia es una señal de cobardía. Escribes contra ti primero y luego contra todo el mundo. Te pones a ti mismo contra las cuerdas, es el trabajo más solitario del mundo, no te tienes ni a ti, te presentas completamente despojado, es peor que el amor.»
En estas páginas asoman de tanto en tanto las mascarillas, pero sobre todo asoma la vida: los hijos, los amores, las clases de yoga, las visitas al psiquiatra, los encuentros fortuitos, los reencuentros, los paseos por el barrio, la escritura como una gimnasia diaria... Y aparecen también la seducción y el paso del tiempo, las disquisiciones sobre la verdadera elegancia, Proust, las lecciones literarias y vitales de Chéjov, la emoción hasta las lágrimas ante la celebración de la vida del West Side Story de Spielberg o un divertidísimo listado de tipologías de lectores observados durante las largas sesiones de firmas en ferias. Y el amor, siempre el amor: «En el amor nada es una pérdida de tiempo, todo sirve, la experiencia más banal, más absurda, más ridícula, más humillante, más dolorosa, sirve, nada cae nunca en saco roto. Es imposible perder el tiempo con el amor, enamorarse −aunque solo sea durante dos días, aunque sea tontamente, aunque sea por despecho o por aburrimiento o por curiosidad− sirve siempre precisamente para lo contrario, para ganar tiempo.»
Con esa capacidad tan suya de combinar en su justa medida lo frívolo y lo profundo, Milena Busquets practica en estos diarios una escritura de pinceladas impresionistas y logra que de lo cotidiano, de lo en apariencia anodino, emerja la epifanía: la novedosa carga erótica del gesto de recolocarle a un amigo la mascarilla que lleva mal puesta en una librería, los zapatos del psiquiatra que asoman coquetos por debajo de la mesa, el vecino que llora en plena calle, el antiguo portero que trae a la memoria la antigua casa... Existe en esta ventana a la intimidad algo genuinamente femenino que se narra con una vitalidad y una ironía inimitables.
Cuando era niña, para ayudarla a superar la muerte de su padre, a Blanca su madre le contó un cuento chino. Un cuento sobre un poderoso emperador que convocó a los sabios y les pidió una frase que sirviese para todas las situaciones posibles. Tras meses de deliberaciones, los sabios se presentaron ante el emperador con una propuesta: «También esto pasará.» Y la madre añadió: «El dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad.» Ahora es la madre de Blanca quien ha muerto y esta novela, que arranca y se cierra en un cementerio, habla del dolor de la pérdida, del desgarro de la ausencia. Pero frente a este dolor queda el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido, y cobra fuerza la reafirmación de la vida a través del sexo, las amigas, los hijos y los hombres que han sido y son importantes para Blanca, quien afirma: «La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo.» Esta y otras frases y el tono de la novela, tan ajena a cualquier concesión a lo convencional, evocan aquella Bonjour tristesse de Françoise Sagan, que encandiló a tantos (y escandalizó a no pocos) cuando se publicó en 1954. Todo ello en el transcurso de un verano en Cadaqués, con sus paisajes indómitos y su intensa luz mediterránea que lo baña todo. Milena Busquets transforma en literatura vivencias personales y partiendo de lo íntimo logra una novela que rompe fronteras y se está traduciendo con inusitada rapidez a las principales lenguas, como el inglés, el francés, el alemán, el italiano y el portugués. Y lo logra porque a través de la historia de Blanca y la enfermedad y muerte de su madre, a través de las relaciones con sus amantes y sus amigas, combinando prodigiosamente hondura y ligereza, nos habla de temas universales: el dolor y el amor, el miedo y el deseo, la tristeza y la risa, la desolación y la belleza de un paisaje en el que fugazmente se entrevé a la madre muerta paseando junto al mar, porque aquellos a quienes hemos amado no pueden desaparecer sin más.
In questa atmosfera quasi sospesa, una cena mondana in un ristorante chic fa riaffiorare un ricordo, lontanissimo: Gemma, la sua amica d’infanzia morta a quindici anni di leucemia. A cercare di mettere a fuoco i dettagli, le circostanze, l’ultimo saluto, tutto sfuma in una nebbia fitta, come un fatto di cronaca letto su un giornale e accaduto a migliaia di chilometri di distanza. Ma adesso la voglia di sapere è irresistibile: l’indagine coinvolge le ex compagne di liceo, persino il preside, qualsiasi filo pur remoto possa ricondurre a Gemma. È un pensiero fisso, tanto estemporaneo quanto ossessivo, che la riporta nel cortile della vecchia scuola trascinando con sé la scia di altri lutti, di altre perdite.
Un romanzo che si muove disinvolto tra emozione e leggerezza, tra la forza di un passato che riemerge con l’urgenza di una resa dei conti e la vitalità di un presente consegnato senza troppe pretese alle gioie semplici della vita: i baci ai figli adolescenti che cambiano sapore, le amiche che come te invecchiano con stile, quella camicetta color senape così decisiva, in certe occasioni.
El lector que se asome a estas páginas se encontrará con textos que hablan del mejor baño del verano; los besos perfectos; una loca expedición a la isla de Farö emprendida a los dieciocho años con una amiga para conocer al admirado Ingmar Bergman (al que no lograron ver ni de lejos); Ana María Moix comprando en una carnicería; los gestos que nos indican que ha llegado el otoño y los pequeños detalles que anuncian que está a punto de asomar la primavera; la pérdida de seres queridos y los hijos que se convierten en adolescentes; las pompas de jabón; los cuentos de Chéjov y de Isak Dinesen; el inagotable mundo de Proust y la gente que se siente obligada a asegurar que lo ha leído cuando en realidad no lo ha hecho, como pasa también con el Quijote y tantos otros clásicos de relumbrón; Umberto Eco, con toda su oronda humanidad, sentado en el sofá de casa de la madre de la autora; Barcelona y Cadaqués como escenarios de una vida; la política que nos irrita y algunos gestos de los políticos que nos recuerdan que también ellos son humanos; Ana María Matute y la novela con la que renació; el aburrimiento; los perros; los amigos y las amigas; los profesores del Liceo Francés; la muerte de Leonard Cohen; las películas de Woody Allen; el personaje preferido de Mary Poppins, una definición acaso poco ortodoxa de la elegancia masculina y un breve listado de hombres elegantes…
Los textos aquí reunidos son como instantáneas, como viñetas, como esbozos en el cuaderno de acuarelas de un pintor. En ellos se combinan sin pudor ni necesidad de excusas una sana frivolidad y una aguda capacidad para desvelar lo que no es evidente. Abordan muchas veces lo cotidiano, que en ocasiones puede parecer nimio al ojo poco atento, y de ello extraen una sonrisa, un matiz poético, una epifanía. Son textos en los que por encima de todo se adivina la mirada sagaz, fresca y rompedora de una escritora capaz de ir más allá de lo obvio y previsible, capaz de convertir los artículos que escribe en livianas, enjundiosas y seductoras filigranas literarias.